sábado, 9 de julio de 2011

           Tengo muchos compañeros pero pocos amigos... Me refiero a amigos de verdad, amigos del alma. De esos que te prestan el hombro, la mano y el cuerpo entero cuando estás triste; que se ríen más fuerte que vos cuando estás feliz y que pegan saltos de canguro cuando festejan que te pasó algo bueno. Por esos amigos de verdad vale la pena jugarse si están en problemas o te necesitan. Porque es bueno tener un AMIGO con mayúsculas.

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