Para decirle adiós a una persona primero debes estar completamente seguro de que quieres que salga de tu

vida, de que tú te diriges hacia un camino donde no hay cabida para los dos; pero sobre todo debes asegurarte de que esa despedida es para los dos el capítulo final de un libro lleno de recuerdos felices que llevarán toda su vida.

Si no puedes convencerte de esto, es inútil que le digas adiós a esa persona que quieres, porque esto dejará de ser un hecho para convertirse en una frase fría y vacía que al contrario de hacerte más fuerte, te desgarra el alma al repetirte cada día qué habría pasado si en vez de abandonar a ese alguien hubieses luchado por él. Y esa es una duda que con el tiempo se convierte en frustración, en un capítulo vacío que te esforzarás por borrar y tanto será tu esfuerzo que lo recordarás aún más.

Una de las peores cosas en el mundo es que te dejen de querer. Te preguntas si de verdad es tan difícil que alguien te quiera. Te preguntas si hay algo mal en ti.Y no hay forma de que esas preguntas se vayan. Es incluso peor que estar enamorado y no ser correspondido, porque al menos ahí entiendes que no eres el tipo de esa persona. Pero, ¿qué puedes pensar cuando alguien te amó y luego dejó de hacerlo?

No te reconozco, y duele acordarse de momentos pasado, no tan lejanos en el tiempo como lo son en nuestros corazones hoy por hoy. Pero ya es tarde para remediar los errores que un día cometimos, para tomar los trenes que dejamos pasar, para reciclar las caricias que quedaron por dar, para subsanar este sentimiento herido. Si me dieran a elegir algo en este preciso instante no creas que elegiría dar marcha atrás al pasado, ni intentar cambiar lo que nos separó. ¿Sabes por qué? Es sencillo, por mucho que tratase de cambiar el pasado, el futuro sería bastante parecido al presente, porque tú me decepcionarías de la misma forma que lo has hecho todo este tiempo, fuesen cuales fuesen los hechos o las circunstancias. La única solución sería que volvieras a ser tu yo del pasado, aunque tampoco serviría de nada, porque tu yo del pasado acabaría convirtiéndose en lo que eres hoy.

Grítame, fuerte, muy fuerte. Grítame todo lo que no quiero oír, todos mis defectos, las cosas que no soportas de mí. Échame en cara todas y cada una de las veces que te hice sentir mal, que te decepcioné, que te hice pensar eso de "Pensaba que eras diferente". Enfádate conmigo. Dime todo eso que la gente no le dice a los demás, dime lo que verdaderamente piensas de mi. Pero después de eso hazme un favor, sólo uno: dime que me quisiste, que en algún tiempo o lugar lo has hecho.

Mi mejor amigo es un payaso que me aconseja, tiene ojos de rana y vive dentro de mi oreja. Él habla mucho y a veces se molesta, y cuando le pregunto cosas casi nunca me contesta. Pero él da la vida por mi y yo doy la vida por él.

Incluso en estos tiempos en los que soy feliz de otra manera, todos los días tienen ese instante en que me jugaría la primavera por tenerte delante, todos los días tienen unas horas para gritar al filo de la aurora la falta que me haces. Incluso en estos tiempos de aprender a vivir sin esperarte, todos los días tengo recaídas y aunque quiera olvidar no se me olvida que no puedo olvidarte.

La memoria guardará lo que valga la pena. La memoria sabe de mí más que yo, y ella no pierde lo que merece ser salvado.

Tú no eres la excepción, eres la regla. Y esta es la regla: Si un tipo no te llama, es porque no quiere llamarte. Cuando un hombre te trata como si le importaras un carajo, realmente le importas un carajo.

Y de repente ocurre, algo se acciona, y en ese momento sabes que las cosas van a cambiar... ya han cambiado. Y que a partir de ahí ya no volverán a ser lo mismo nunca. Cuando ocurre, lo sabes.

- ¿Saben de lo que se trata crecer? De perder cosas. En seis meses nos habremos ido, dispersado.

- Seguiremos en contacto.

- Sí, pero no será lo mismo. Cuando nos veamos será una ocasión especial, será diferente. Yo no quiero crecer todavía. No estoy lista para perderlas chicas.