Mi consejo es que te largues. Que te largues
lejos de lo que te hace sufrir, de lo que huele a viejo, de lo que te sobra, de
lo que ya no brilla. Que te alejes de los silencios, de los estómagos vacíos,
de la opinión de las masas. Que no te quedes donde no te quieren, por el “tal
vez” o el “ojalá” o el “si mañana”. Que nos faltan pelotas y nos sobran motivos
para largarnos. La vida es demasiado corta para estar enamorándose de lo común.
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