Uno no
escoge lo que le toca vivir, solo trata de hacerlo de la mejor manera, llevando
el dolor y la alegría con la mayor dignidad, entendiendo que ambos son parte de
la existencia. Cuando niños creemos que todo será felicidad, pero de adultos
comprendemos que la vida tiene sabor agridulce... pero ante las dificultades
debemos tener serenidad y creer que lo mejor siempre será lo que va a pasar.
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